La fantasí­a de la bombilla y otros cuentos en imágenes de Teresa Tomás

Menchu Gutiérrez

 

Desde el mismo título de esta exposición, Teresa Tomás nos advierte que vamos a asistir a un acto mágico: ¿qué otra cosa puede ser si no la operación de destejer el arco iris? La artista convierte el espectro del prisma en un tapiz para luego ir sacando los hilos, uno a uno, ante nosotros. Pero, he aquí que los colores del prisma se han convertido en autómatas –un autómata rojo, un autómata amarillo, uno verde, uno azul y otro violeta– y que estos, lejos de conformarse con hacer redoblar su tambor de color, como sumisos mecanismos de cuerda, tienen deseos, sueños, personalidad propia. Para que esto suceda, Teresa Tomás los ha sacado de una chistera de mago, una verdadera centrifugadora pensil, en la que nos ha mostrado antes cómo nacía el color blanco. La creadora nos ha mostrado el blanco para, a continuación, decirnos que incluso si sabemos cómo se forma este color, incluso si conocemos las longitudes de onda que forman los colores, lo que vamos a ver aquí sigue perteneciendo a un orden mágico; que la explicación científica del color no invalida la magia del color, la fascinación que produce en nosotros; que la proyección de los colores del prisma en la pared nunca perderá su capacidad para inducir experiencias que tienen su origen en el sueño. Y voy a permitirme aquí un pequeño paréntesis personal. Hace algunos años tuve un sueño: me había llegado la noticia de un pueblo del sur en el que las plantas, que en macetas llenaban los patios de las casas, a cierta hora de la noche, cuando la luna blanca asomaba por uno de los ángulos del patio, proyectaban en los muros no sombras, sino el espectro del prisma. Desperté del sueño con la maravillosa imagen de unas hojas de geranio, que proyectaban en un muro una perfecta y maravillosa anamorfosis del arco iris. Y si he utilizado este sueño aquí es para explicar lo que para mí este viaje de Teresa Tomás tiene también de sueño, un sueño que se sueña a plena luz del día, en esa vigilia tocada por el sueño que es el estado poético. Porque, una vez más, el trabajo de esta artista, no exento de reflexión, de profundo compromiso con la filosofía del color y las formas, está comprometido, sobre todo, con la poesía y con la vida que la poesía otorga a las cosas más insospechadas, incluso a las cosas menos cosas, a lo que es menos susceptible de ser cosificado. De ahí que las llamas ejecuten pasos de baile, convertidas en bacantes que ensayaran la coreografía diseñada por el padre Sol: algo que hacen, claro está, en un pentagrama que da la bienvenida a las notas en clave de sol. Y que los pensamientos amarillos y los girasoles mediten también en esa clave. De ahí que la aorta de un corazón vegetal se tiña del rojo de la sangre y que la clorofila se encargue a su vez de teñir el órgano humano; que la savia de las plantas riegue nuestras venas y arterias; y que los canales de savia, las venas y las arterias intercambien flujos, realicen trasfusiones, convertidas en verdaderas acequias del sueño. De ahí que, en un tablero de ajedrez, el blanco y el negro, las luces y las sombras, el rey y la reina, no comanden ejércitos enemigos, y velen por la armonía de sus reinos complementarios; y que, a resultas de esta unificación, las figuras del ajedrez se hayan ajedrezado ellas mismas, se besen en la boca apasionadamente, e intercambien lenguas de fuego; que, lejos de asistir al combate entre el negro y el blanco, seamos testigos de una historia de amor entre colores opuestos. De ahí que el azul avance por la noche, convertido en un sereno de estrellas, un guardián, un celador, y también el guía tras el cual todos los personajes, liberados del peso de la gravedad, vayan en procesión hacia el firmamento: porque, en el sueño de Teresa Tomás, los colores viajan como esporas cuya misión fuera polinizar el espacio nocturno. Tras el largo viaje de la noche, del azul saldrá el violeta y el sereno verá clarear su ciudad, y de la mano de la aurora llegaremos al número final de esta Gala de Magia intensamente poética que es “Destejer el arco iris”. El telón rojo se descorre y la Gran Bombilla, en cuyo vientre chisporrotea una hoguera, tiende sus brazos a los peregrinos que llegan en procesión. Ahora, los personajes del cuento creado por Teresa Tomás se han convertido en figuras de cera y se acercan a la Gran Bombilla, como a las llamas del sacrificio. Ante la todopoderosa Bombilla –la diosa luz de la modernidad– la cera de las velas se derrite; antes, el sereno ha entregado el testigo de la luz a ese personaje que Teresa Tomás ha titulado “La preñada”; podríamos decir que ha entregado las llaves de la luz. Hemos asistido a un acto de magia, y también nos han contado un cuento a la luz de las velas; han pasado ante nosotros: un sol recién nacido que gatea, un perro cuya sombra es un gato,  un hermeneuta que piensa como piensa la poesía y, de manera tan significativa,  un alquimista, capaz de transformarse en aquello que imagina. Eso era lo que sucedía  en el gran océano de Solaris, el planeta imaginado por Stanislaw Lem, una poderosa máquina replicante de los pensamientos de sus moradores. Con humor blanco (tan blanco como el conejo blanco que sale de su chistera), Teresa Tomás ha dejado preñada a la bombilla, el sol ha puesto en su gran barriga de cristal su semilla, y ella espera, con gran paciencia maternal, el momento en que dará a luz.  El final de este precioso “Destejer el arco iris” parece triste: las delicadas figuras de cera ideadas por Teresa Tomás se derriten, como se consumen las fallas en el fuego, como las hogueras de San Juan tienen un momento de esplendor y luego quedan reducidas a cenizas; podría decirse que los avatares nacidos de este arco iris mueren cantando, produciendo un canto de naturaleza radiante. Sin embargo, enseguida escuchamos una risa suave; no hay tragedia; el humor reina en esta bellísima fantasía de colores y música creada por Teresa Tomás. Un guiño al niño que los colores llevan en su interior; y, de nuevo, como en el girar de una rueda, vemos al sol recién nacido gatear por esta exposición, tejiendo de nuevo el tapiz del arco iris.

 

FUENTE: CATÁLOGO DESTEJER EL ARCO IRIS

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