Hagan juego

Juan Mocholí­ Martí­n

 

¿Imaginan cómo podrían ser una escultura, una pintura, si tuvieran vida propia? Si tuviesen, escultura y pintura, la capacidad de reaccionar a su entorno y autonomía para tomar sus propias decisiones de acuerdo con sus instintos, las cualidades y funciones esenciales de los de su especie (no me refiero a caracteres más o menos humanizados, de dibujos animados), ¿Cómo podrían ser estos? ¿Cuál sería la estructura de su sensibilidad siendo ellas mismas?  ¡Pero si es este precisamente el problema que alienta el plan de Teresa! El plan tan felízmente llevado a cabo en el conjunto de la obra que presenta. Ella lo introduce silenciosamente en sus notas: "la escultura (...) un personaje creado para vivir en su mundo y anclado sin embargo por su fisicidad a una peana (...). La pintura por el contrario da alas a lo físico (...). La pintura facilitando la comprensión de la escultura (...)" (TT, email 18 oct 2000). Teresa Tomás explora sus personalidades diferenciadas a través de un diálogo en el que ambas quieren reflejarse, como en el espejo de "Irreconocible". Puede ser que la función narrativa de la pintura tenga la mayor envergadura del monumental conjunto. Mediante esta, la obra entera cobra vida.  La creación, por tanto. En la fase de "iniciación al juego" (fase constituida por los encuentros entre los siete pájaros) quedan "definidas las personalidades de los siete personajes y establecidas las reglas del juego" (TT: email cit.). "Las esculturas no sólo darán forma a los personajes, su significado y la combinación de significados será lo que genere la pintura". ¡La escultura como sistema generador de la pintura! La escultura aporta la semilla. Por esta, la obra nace.  Por tanto, creación. Un algoritmo: mediante combinatoria se establece un programa de interacciones entre los pájaros iniciadores. Estas interacciones (los significados y combinaciones) determinan nuevos significados por relación (pinturas, poéticas). Quizás a estas podríamos considerarlas al mismo tiempo como "reglas" que proponen un nuevo juego al espectador, elementos narrativos con los que construir historias (mitologías) y desvelar acertijos (misterios cósmicos), como un Tarot.  Nudos: En el juego de la interpretación (en el que estoy sumergido, por cierto), las pinturas definen las reglas que funcionan como un lenguaje básico y como un principio, el inicio de la "partida", "Recetas" retrata autorreferentemente esta situación. Es el iniciador (y referencia) del juego interpretativo.  La creación es un juego, como en la "Sinfonía Turangalila", de Messiaen, de quien no olvidamos su "Catálogo de Pájaros", profundo tributo a la vida. Ambos -músico y artista plástica- comparten semejante preocupacion por la algorítmia creativa. ("Lila" significa literalmente un juego, pero juego en el sentido de trabajos divinos en el cosmos, el juego de la creación, el juego de la vida y de la muerte. "Turanga" es "tiempo que vuela como un caballo a galope, tiempo que corre como la arena de un reloj" - Notas de Isabelle Battioni sobre Messiaen: Turangalîla Symphony, Naxos). Bien, para hacer buena la analogía con el conjunto Pión entra en el juego, habría que eliminar una capa de trascendencia: dejemos que este juego contenga tan sólo algún impulso hacia lo general, alguna sugerencia de cosmos, de universal. Añadámosle factura poética: Un tiempo dinámico, pero no como un Saturno acumulador y avaro, sino como un Mercurio que juega con Venus, un tiempo viajero.  En todo juego, sólo por entrar se pone en suspenso el tiempo convencional y se sustituye por un tiempo diferente, a otra escala. ¿No consiste en esto los viajes en el tiempo? Hay una leyenda medieval que muestra a un mono en trance provocado por la melodía de un pájaro mágico. Cuando el pájaro, al cabo de unos minutos deja de cantar, el mono despierta y descubre que han transcurrido cientos de años (Clifford A. Pickover, Time: a traveler's guide, xiv). ¿No se refiere a esto la pintura "Pión entra en el juego"?  El truco del viaje en el tiempo debe consistir, entonces, en no notar la transición entre temporalidades excepto cuando se sale de este ("Hola y adiós"). Sólo entonces se percibe el drama transcurrido ("Campanadas"). Tarde. El juego es la fábrica de la creación dirigida a lo imperecedero. En su frontera acecha lo irreversible.  Queda el final de esta interpretación, pero prefiero dejarlo abierto una vez establecidas las pautas. Como Teresa en su propuesta llena de enigmas. Como hiciera J.S. Bach en los cánones de su Ofrenda Musical: "Quaerendo invenietis" ("Buscando encontraréis").

 

FUENTE: CATÁLOGO PIÓN ENTRA EN EL JUEGO.

Print

---