El enigma durmiente

Dis Berlin

 

En muchas ocasiones el lugar en donde más he disfrutado viendo pintura han sido los estudios. Tiene algo de sesión de magia y el caballete se convierte en chistera de la que van saliendo cual sorpresas los resultados de horas de trabajo.

Por marzo visité a Teresa y Paco en su recién estrenada casa, dispuesto como siempre a charlar de pintura y ver lo que andaban trabajando. Sobre las paredes recién pintadas colgaba un cuadro titulado “Amigos jugando a la vaca” que no podía dejar de mirar mientras hablaba. Teresa me contó que había empezado a pintar hacía unos meses y comenzó la sesión de magia.

Me es difícil pasar a las palabras el impacto que me causaron; me parecía milagroso que hubiera logrado unos resultados tan deslumbrantes en tan poco tiempo.

Mi interés por la obra de ciertos artistas crece cuando veo que dan saltos hacía otros territorios desconocidos, es decir, cuando descubren algo de si mismos que permanecía dormido. Teresa estaba encajonada en la etiqueta de “escultora”. Como todo artista de verdad ese paso no solamente ha sido forzado sino gozoso como todo amor nuevo. Su imaginación se ha disparado hacio lo infinito. Este primer año con los pinceles nunca lo olvidará: ha despertado un enigma dormido.

 

FUENTE: CATÁLOGO CABEZAS.

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