Como una pintura espacial

Carles Marco

 

Cuando veo por primera vez un nuevo trabajo de Teresa Tomás siempre me sorprende. ¿De donde viene la sorpresa?. Encontramos a Teresa en una aproximación a lo que sería el pensamiento pictórico en la escultura.

Me explico: La pintura recurre a artificios para reducir y llevar a las dos dimensiones lo que ya existe en tres. Entre otras peculiaridades, lo píctorico se presta bien a la ilusión o la reproducción de la sensación, sencillamente porque le resulta imposible aproximarse a lo real sin ocultarse de sí y a sí mismo. Dicho de otro modo, cuanto menos lo vemos como pintura más se acerca a lo real. Añadiré que este desaparecer progresivo disminuye en la misma medida mi interés por los resultados.

La escultura puede reproducir cosas y de ahí su mayor dificultad en romper el evidente efecto realidad de los objetos en sí mismos, su coseidad, del que debe huir la pintura si quiere autoafirmarse como tal.

La escultora explora, pues, un territorio diferente, busca dotar de un estatus nuevo, autoafirmativo, a su trabajo tridimensional. Los artistas del XVIII, al modelar sus piezas, intentaron el recurso de romper la objetualidad de sus obras remitiéndonos a figuras mitológicas o composiciones extraídas de la literatura y la historia, con el deseo evidente de materializar sensaciones. El alambicado resultado y la frialdad académica nos parecen ahora rígidos y vacíos.

Han pasado dos siglos, llegó Brancusi y abrió una brecha en el muro. Sus Oiseau, Oiseau d’or, pero sobre todo Colonne sans fin, en el ritmo de sus repeticiones con disposición ascensional, parten de la relación con el espacio y el espectador, y aunque siguen siendo cosas, inciden en el hecho de provocar sensaciones.

Teresa, como investigadora, no buscará tanto provocarlas en el público como exhibir las propias, y en ese sentido su constructividad es naturalista; en la versión de la naturaleza subjetiva, sentida, puesta sobre un pedestal. Su expresionismo no está en el gesto, sino en la definición y la solidificación de la personal sensación interior. Esta es la peculiaridad de su escultura, enfrentada a los esquemas perceptivos previos, y ligada voluntariamente a ciertas cualidades de la pintura, como una pintura espacial.

 

FUENTE: CATÁLOGO LOS OJOS DEL ÁNGEL.

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